Con la realización de este trabajo hemos podido sacar varias conclusiones, aunque principalmente perseguíamos el conocimiento acerca de las características los usuarios de centros abiertos y sus familias, y qué consecuencias ha tenido la crisis en ellos, también hemos podido acercarnos más al conocimiento sobre los profesionales de los centros abiertos, qué opinan ellos sobre la crisis y las situaciones de pobreza y/o exclusión social que ha generado. Teniendo así la oportunidad de conocer de primera mano como se ve este panorama en la ciudad de Lleida, con la opinión de profesionales formados y con experiencia en el sector de la atención social infantil.
En la línea profesional, conociendo más sobre estos profesionales de Lleida que se dedican a la infancia dentro del ámbito de servicios sociales básicos, hemos podido observar que sobretodo siguen siendo las mujeres las profesionales que predominan en este sector, y que en cuestión de infancia son más los profesionales de la Educación Social los que ocupan los lugares de trabajo en centros abiertos, centrados más en la acción socioeducativa, que no los profesionales del Trabajo Social, que persiguen más la promoción del cambio social y la resolución de problemáticas sociales. Aunque la atención social en la infancia y la adolescencia tiene también en cuenta la participación de otros profesionales, como son los psicólogos y los pedagogos.
En cuanto a las características de los usuarios tenemos que comentar que la hipótesis de la que partíamos -la mayoría de los usuarios de los centros o bien sus familias son inmigrantes- queda desmentida a partir de los resultados de la encuesta a los profesionales de los centros. Donde obtuvimos que la mitad de los usuarios atendidos eran europeos occidentales, seguidos por los usuarios del colectivo gitano. Aunque estos datos no eran absolutos (no preguntamos por el número de usuarios de un determinado origen, sino por la predominación del origen de los usuarios) queda igualmente demostrado que los usuarios atendidos son autóctonos, y en especial proviniendo del colectivo gitano. La localización de dos de los centros abiertos en la ciudad de Lleida dentro del barrio o las proximidades del barrio de la Mariola (donde se concentra gran parte de la población gitana de la ciudad) tiene que ver claramente con los resultados obtenidos en cuestión de origen de los usuarios. No podemos obviar que estos resultados nos indican la consideración para desplegar servicios sociales básicos dentro de este barrio, donde las necesidades sociales son más presentes y de más urgencia social. Así también los resultados en cuanto donde viven los usuarios (en qué barrio) predomina la Mariola.
En cuanto a las características de las familias de los usuarios existe una equidad entre la predominación de familias nucleares y las familias numerosas, considerando otra vez que el origen de muchas de las familias donde sus hijos acuden a centros abiertos esta en la etnia gitana, y también que las familias con más miembros son también las que tienen que hacer frente a más necesidades y con menos recursos cada vez (como pudimos ver con los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del 2013, la tasa de riesgo de pobreza por tipo de hogar en familias con un hijo o más se encontraba en el 26%).
Centrándonos ya en buscar las consecuencias de la crisis, todos los centros coincidían en que la crisis ha traído un aumento de la pobreza, provocando así un aumento en las situaciones donde familias y usuarios se encuentran sumidos cada vez más en la pobreza y la exclusión social. Estos resultados no nos sorprendieron porque confirman nuestra investigación previa de informes sobre el avance de la pauperización de la pobreza en nuestro país.
Centrándonos ya en buscar las consecuencias de la crisis, todos los centros coincidían en que la crisis ha traído un aumento de la pobreza, provocando así un aumento en las situaciones donde familias y usuarios se encuentran sumidos cada vez más en la pobreza y la exclusión social. Estos resultados no nos sorprendieron porque confirman nuestra investigación previa de informes sobre el avance de la pauperización de la pobreza en nuestro país.
Aunque la privación material no es el único indicador de pobreza la falta de recursos es uno de los ámbitos donde los profesionales creen que las familias se han visto más afectadas, así como en el trabajo (los indicadores de pobreza incluyen muchas veces la baja intensidad de trabajo en los hogares). Se han visto también afectados otros ámbitos como la educación, la alimentación, la salud, la higiene, los salarios bajos y los desahucios. Estos dos últimos también se corroboran con los datos encontrados en nuestra investigación previa, sobretodo donde en nuestro país cada vez son más las familias que no pueden acceder a una vivienda, familias que antes de la crisis se consideraban pertenecientes a la clase media, cubrir sus necesidades básicas y mantener un hogar.
Por otra parte el aumento del número de usuarios no coincide con un aumento similar del financiamiento destinado a servicios sociales, porque los profesionales manifestaron en las encuestas una disminución de los recursos públicos destinados a sus centros. Coincide esto con datos reales sobre los recortes sufridos en la partida de Servicios Sociales y Promoción Social recogidos en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, y por consiguiente la reducción de la financiación estatal que recibe la Generalitat de Catalunya, la encargada de gestionar los presupuestos de sus servicios sociales, y entre estos, los centros abiertos.
Lamentablemente en la encuesta vimos reflejados estos recortes con una repercusión en las actividades que podían ofrecer los centros abiertos a sus usuarios donde más de la mitad de los profesionales afirmaban que la crisis y la falta de recursos había afectado a la realización de alguna actividad del centro.
Aunque, tanto por parte de los profesionales como de las familias, se manifieste una falta de recursos en las familias de los usuarios, una preocupación real por la alimentación (lo que podría llevar a malnutrición infantil, problemas en el crecimiento y el desarrollo de los niños y adolescentes) muchos de los centros abiertos de Lleida no ofrecen servicios de alimentación. Creemos que ofrecer este servicio podría suplir, por lo menos con una comida al día, la falta en los hogares de estos niños de una correcta alimentación, que es una de las necesidades básicas primordiales. Y si bien la falta de recursos alimentarios es una de las principales quejas por parte de las familias que han detectado los profesionales, la falta de material escolar, la falta de ropa (para asegurar una indumentaria adecuada para sus hijos, como sería ropa de abrigo en invierno por ejemplo) también son quejas que han recogido los profesionales desde el inicio de la crisis en sus centros. Nuestra hipótesis se confirma por lo tanto, en su segunda parte, donde considerábamos una falta de recursos real tanto en las familias como en los propios centros.
Sabemos que el Bienestar Infantil tiene en cuenta factores tanto materiales, como ambientales, y que esto afecta en el estado físico, emocional y social de los niños. Es por eso que la falta de recursos, la privación material, la situación social, el malestar en la familia y la desigualdad de oportunidades afectan directamente a los niños. Todo esto repercute no solo en su estado físico (todos los problemas que puede acarrear a nivel de crecimiento y desarrollo físico), también en su estado anímico, en su crecimiento personal y su desarrollo integral (cognitivo, conductual y emocional), afectando las posibilidades de integración social y en la visión que tienen los niños de ellos mismos (generando problemas de autoestima, confianza, capacidad para relacionarse con otros, etc.). Los profesionales nos confirmaron que a parte de que los niños son conscientes -en mayor o menor medida- de las carencias que pueden existir en sus hogares, vivir en estas situaciones afectarán al futuro de estos niños. Tanto la información que obtuvimos estudiando los efectos en la niñez de una situación de pobreza y/o exclusión social, como la confirmación de los profesionales de los efectos devastadores que esto puede tener en el futuro de estos niños, nos hizo ver que no podemos permitir que hoy en día uno de cada tres niños españoles viva en riesgo de pobreza. Estos niños son el futuro de nuestro país y aunque las actuaciones del gobierno vayan en la dirección contraria, consideramos que se necesita una actuación notoria y inmediata ante esta problemática. Se trata de una urgencia social, donde políticas de prevención y protección ante la pobreza infantil son sumamente primordiales. Invertir en los niños de hoy en día, es invertir en un futuro mejor, en una sociedad más justa y en un Estado donde el bienestar sea real y no una palabra más recogida en una constitución quimérica. Porque recordamos, permitir que los niños y niñas de nuestro país vivan esta situación, sabiendo sus consecuencias futuras, irrumpe con los derechos fundamentales de los mismos.
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